
Llego el día más esperado por Romina Uhrig. Tras cinco meses de aislamiento, la exdiputada se reencontró con sus hijas Mía, Nina y Felicitas y emocionó a la audiencia de cara a la gran final de Gran Hermano.
“Les pido a Marcos, Julieta y Nacho que me ayuden, y contengan a Romina porque en el SUM la están esperando las hijas”, le anunció Santiago del Moro y la emoción invadió a Romina, quien estalló en llanto y salió corriendo a reencontrarse con las pequeñas.
Una de las más chiquitas, Feli, le contó que vomito porque había comido muchos caramelos, y Romina no pudo evitar peguntarle tanto a las niñas como a Marita, la señora que las cuida, qué comen y si se están alimentando de una manera saludable. «No te puedo contar nada pero está todo bien, las chicas están bien, como siempre», enfatizó la mujer.
Fue, sin lugar a dudas, uno de los momentos más esperados por Romina y también por la audiencia de Gran Hermano que la vio sufrir y llorar por sus hijas. La exdiputado le había pedido a la producción ver a las nenas.